Tú me haces feliz

Antes de ti, todo era diferente. Mi vida estaba anclada a la rutina, los días eran todos iguales y no pensaba demasiado en el futuro. Saltaba de un corazón a otro, de unos brazos a otros, como quien busca algo sin muchas ganas. Por eso siempre dolía. Por eso nadie se había quedado el tiempo suficiente para romper mis corazas y ver todo eso que siempre escondí dentro.

Hasta que llegaste tú.

Todo cambió entonces. Vi color en los matices, grises que brillaban con más fuerza que nunca. Y la vida cambió. No sé aún cómo lo hiciste, ni siquiera sé explicarlo mejor. Pero llegaste y desde entonces ya no quiero otros brazos, otros besos, otro corazón. He encontrado en ti todo lo que antes me faltaba. La ilusión perdida después de muchas heridas que tú ayudaste a curar con paciencia infinita.

Suelo pensar que destrozaste mis barreras, que saltaste los muros y llegaste allí donde nunca antes había entrado nadie. Pero no fue así. Miento si dijera que no fui yo quien te abrió las puertas de par en par. Algo en mí me dijo desde el principio que no tenía por qué luchar contra ti, ni siquiera ya contra mí mismo. La paz después de la tormenta, así me sentí. Un día de lluvia que termina y todo es silencio hasta que la vida vuelve a despertar.

Y tú me has despertado.

Tú me haces feliz.

Dicen que el amor es ciego, pero ahora pienso que el ciego era yo antes de estar enamorado. Que tú me abriste los ojos y me has enseñado a vivir, a amar tan intensamente que me has cambiado. Y ojo, no digo que sea algo malo, sigo siendo yo, el mismo de siempre, pero con los ojos muy abiertos y el corazón feliz por saberte aquí a mi lado.


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