Dile lo que sientes

Corre, dile lo que sientes. No dejes que el tiempo pase eternamente, que las oportunidades vuelan y puede que el día que reúnas el coraje que te falta ya sea demasiado tarde. Solo necesitas 30 segundos de valor para lanzarte y apostarlo todo por esa persona. Puede que diga que no, pero al menos ya tendrás tu respuesta y podrás seguir con tu vida sin estar anclado a un presente sin futuro. También puede decir que sí, y habrás ganado mucho tiempo a su lado que de otra manera seguirías desperdiciando.

El amor es un juego en el que casi siempre se pierde. Pero, a veces, también se gana. Y si no te lanzas, si no dejas atrás los miedos y apuestas el corazón, una vez más, nunca cruzarás esa meta que te espera en algún lugar. Porque eso sí que lo tengo claro. Por muchas derrotas que llevemos a la espalda, no es porque no haya un amor definitivo para cada uno de nosotros esperando a la vuelta de la esquina, sino que siempre tomamos la dirección equivocada mientras ese amor espera, paciente, a que giremos de una vez en la persona adecuada.

Por eso, díselo.

No dejes que el miedo gane. Dile lo que sientes y suéltate las alas. Serás libre, al fin, sea cual sea su respuesta. Y no hay nada malo en abrir el corazón. Al contrario, cuanto más lo cerramos más nos duele. Porque ningún corazón existe para estar encerrado por muchas heridas que le haya dejado el pasado. El corazón no entiende de miedos, de dolores. Se lanza siempre al vacío sin importar el golpe y somos nosotros los que lo frenamos.

No te culpo. Yo también tengo miedo al rechazo. Aunque, si te soy sincero, para mí es mayor el miedo a perder el tiempo de ser feliz. Tanto el “sí” como el “no”, te harán libre. Para volar lejos o para hacerlo, por fin, a su lado.

Así que… díselo, corre, y vuela libre de una vez por todas.


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