Por supuesto que no me arrepiento de haberte vivido. Todos necesitamos pasar por una herida así para aprender, para entender que por mucho que quieras a una persona, tal vez, tu lugar no esté a su lado. No todo el mundo está hecho para estar juntos. Cada persona tiene sus manías, sus normas no escritas, sus sueños. Y a veces todo lo tuyo no encaja en lo suyo… y no pasa nada. No me arrepiento de ti porque te quise con todo lo que tenía. Lo di todo y, simplemente, no funcionó. No hay nada malo en perder un amor, solo cierto dolor que, con el tiempo, sanará. Estamos hechos de errores y aciertos, y en el amor no íbamos a ser menos. Hay que tropezar muchas veces hasta que aprendes a caminar, a pisar donde debes, a amar como la otra persona se merece.
Lo di todo y, simplemente, no funcionó.
Si me arrepintiera de ti, me estaría arrepintiendo de mí mismo. De mis decisiones, de mi vida. Y estoy seguro de que no fuiste un error más. Cuando amas con todo, nunca te equivocas, por mucho que un día duela. Porque crees en ello, apuestas por ello. Y eso es siempre un acierto más allá de lo que luego pueda salir mal. Así que no, no me arrepiento de nada. Has sido una lección más de la vida, una cicatriz en el corazón que me recordará siempre lo que no quiero. Al menos, para intentar no volver a enamorarme de alguien como tú. Y ojo, no digo que tengas nada malo. Si te quise tanto, fue por algo. Pero ahora entiendo que mi camino va por otra parte, que no puedo estar con alguien que no me llene, que no me haga reír cuando más lo necesite, que no me dé el amor que yo considero que merezco.
Pero hoy, por suerte, me quiero más a mí.
Te quiero, por supuesto. Nunca se deja de querer a quien ha conseguido rozarte el corazón. Pero hoy, por suerte, me quiero más a mí.
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