Que lo sepa el mundo entero

Ella habla, claro que lo hace. Tiene mil amigas o solo una, pero habla. Y si no tiene con quién o es introvertida, hablará sola y se contará a sí misma todo lo que ya sabe de ti. No habrá secretos más allá de tus cosas personales, pero sus sentimientos serán casi siempre un libro abierto para todo el que la rodea.

No habrá secretos.

Y eso es bueno. Si habla de ti es porque está orgullosa, que la has marcado tanto que no es capaz de controlarse cuando le preguntan cómo le va contigo. Le tiran un poco de la lengua y parece que es por ti que amanecen los días y que también te encargas de poner, una a una, las estrellas en el cielo.

Y así es como debe ser porque así es como la tienes que hacer sentir. Que sus mejillas se sonrojen cada vez que piense en ti, estando sola o acompañada, y esa sonrisa tonta se le quede por siempre marcada en la cara. Tienes que ser sus miradas perdidas y todos y cada uno de sus buenos días, sus abrazos en mitad de la vida y sus besos con sabor a infinito.

Que sus mejillas se sonrojen cada vez que piense en ti.

Acéptala así y deja que hable. No porque todo el mundo sepa lo que siente, sino por ese brillo orgulloso evidente en su mirada cada vez que alguien le pregunta por ti.


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