La vida pasa y yo con ella. Cada día se vuelve regalo cuando despierto y me sé a su lado y es que, aunque no esté ahí conmigo, la siento en cada cosa que hago. Es el motivo y mis ganas de sonreír, la chispa de alegría capaz de poner patas arriba cualquier atisbo de tristeza.
No sabría describir con palabras todo lo que me hace sentir. Siempre lo digo, siempre me pasa. Cuando escribo sobre ella el mundo parece cambiar de sentido y las palabras se vuelven esquivas porque sé que ninguna le hace justicia.
Es el viento de enero que te golpea frío, que te da vida, te despierta y eriza la piel de tus brazos con solo un suave roce. Capaz de volver loco al más cuerdo con solo una mirada, caí rendido a sus pies hace ya mucho tiempo.
Y bendito momento.
Ahora cada día amanece con sus buenos días y las noches son más breves. Le regalo horas de sueño con tal de un último mensaje más, por mucho que las pestañas pesen, me cabalga el corazón en el pecho al saberme motivo de su felicidad.
Y la mía es suya. Suyos son mis besos, suyo mi querer. Suyo mi cuerpo y mi alma, suyas cada una de las palabras esquivas que vuelan lejos con tal de hacerme sufrir un poco más.
Capaz de volver loco al más cuerdo
Será que me tiene completamente enamorado. No lo sé. Solo sé que el tiempo que lleva en mi vida ha sido un regalo. Y seguiré esforzándome como el primer día por hacer de su vida algo mejor. Y es que en eso consiste el amor, en hacer que juntos todo parezca más sencillo y los problemas menos malos.
Y que la vida siga, y que ella nunca falte. Que avancemos juntos y nunca sea tarde para sonreír de nuevo pase lo que pase.
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