Me perdí, te perdí

Voy a tener que volver a encontrarme. Los dos lo sabemos. Me perdí en mitad de ninguna parte y camino ciego desde entonces, sin saber muy bien cómo poner un pie delante del otro y, lo peor, incapaz de no pisarte.

Tus ojos son el espejo donde yo mismo veo el cambio

Tropiezo siempre con los mismos errores, posando mis dudas en tus labios y arrancando de ellos palabras que nunca pensé escuchar. Siento como se agota tu paciencia y callo. Y mis silencios aumentan los problemas y terminamos siempre en pie de guerra.

Me miras y no me encuentras tú tampoco. Tus ojos son el espejo donde yo mismo veo el cambio. No sé qué fue de mí. Solo sé que me perdí y no consigo hallar el camino de vuelta a tus brazos.

Tal vez, cuando al fin lo encuentre ya no sean para mí y por perderme yo te arrastré conmigo rumbo al olvido. Y olvidaste así lo bueno, si es que un día lo hubo. La oscuridad cubrió las risas, los abrazos, los besos. Cubrió incluso la desnudez de nuestros cuerpos en aquellas noches de luna llena en que me enseñaste que el amor se puede sentir hasta en los huesos.

No lo sé.

Sospecho que perderme fue perderte, y perderte tocar fondo.

Por eso, necesito encontrarme a mi primero. Para así, tal vez, encontrar el camino de vuelta a ti. No te pido que me esperes, solo que dejes una luz encendida en la ventana de lo que un día fuimos. Cuando llegue, lo prometo, la pagaré y serás tú la que deba decidir entonces si me eliges de nuevo.


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