Nunca pensé que tú pudieras llegar a doler tanto. La vida me ha puesto muchas piedras en el camino, pero nunca imaginé que tú llegarías a ser una de ellas. Al principio solamente podía pensar en futuro, en lo bonito que sería tenerte siempre a mi lado. Hoy, en cambio, no consigo dejar de pensar en pasado.
Dueles como nunca imaginé que lo harías.
En lo que fuimos, en lo que no hicimos, en lo que pudimos hacer mejor. En la herida que sigue abierta y en las marcas invisibles que sé que dejará tu ausencia. Nadie puede salir sin un rasguño de un final así. Más aún cuando no llegaste a verlo venir. Me sorprendo muchas veces pensando en el momento exacto en el que todo cambió. Pequeños gestos, miradas llenas de duda y la certeza de que el frío había llegado para quedarse. Entre nosotros… que siempre fuimos fuego en invierno, capaces de derretir el hielo con solo un pequeño gesto.
Nosotros, que creía estábamos hechos el uno para el otro. Supongo que nunca aprendo, por más golpes que me dé la vida sigo ilusionándome siempre como si nunca me hubieran dolido. Y así me va, con más cicatrices en el corazón que en la piel y esperando siempre a la próxima herida. Incluso aunque esa herida seas tú.
Hoy te miro y me cuesta recordar lo malo. Es como si todo el frío que nos separa hubiera congelado en el ayer aquello que tanto daño nos hizo y hoy solo me deja ver lo bueno. Y me engaño siempre con la falsa realidad de tu recuerdo. Sé que no nos hacemos bien alguno. Que este adiós tuvo un motivo y no hay vuelta atrás. Al menos no ahora.
Ojalá la herida empiece a sanar pronto
Pero dueles. Dueles como nunca imaginé que lo harías. De hecho, creo que nunca antes nadie me había dolido tanto. Ojalá tú no sientas lo mismo. Te sigo queriendo y no quiero que sufras. Pero sé que no ha sido fácil para ninguno.
Ojalá la herida empiece a sanar pronto y tú dejes de estar tan presente en todo lo que hago. Quizá así sea capaz de seguir avanzando. Pues tengo claro que lo haré. No hay piedra alguna en mi camino lo suficientemente grande para impedir que siga avanzando. Es normal que te cueste avanzar después de una caída. Pero seguiré luchando por ser feliz con todo lo que tengo. Sé que hay un mañana esperándome a la vuelta de la esquina en la que nos dijimos adiós, un nuevo camino que me toca vivir sin ti y que, estoy seguro, conseguiré recorrerlo con una sonrisa en los labios por muchas cicatrices que acumule en el corazón.
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