Te mereces que te quieran tal y como eres, sin tener que ocultar nada de ti. Ni siquiera esas partes que no te gustan y te avergüenzan, porque el amor no entiende de prejuicios, solo de corazones. Y todos somos hermosos cuando alguien consigue mirar tan dentro, más allá de todos los rotos, justo en lo que te hace ser quien eres.
Te mereces que abracen todas tus dudas y las acunen hasta dormir. Ellas, no tú. Así, cuando solamente quedéis los dos, el amor abrazará la desnudez de vuestras almas para hacerte sentir que al fin estás en un lugar seguro, en los brazos de alguien que nunca te dejará caer.
Suena difícil, ya lo sé. Pero es que nadie dijo que tuviera que ser sencillo. En esta vida demasiadas personas se mueven por las apariencias en vez de entender que no hay defectos, solo prejuicios instaurados en esta sociedad estúpida en la que vivimos.
Te mereces un amor que no te haga dudar de ti mismo. Alguien que te haga sentirte cada día un poco mejor con la persona que eres porque cada vez que te veas reflejado en sus ojos entiendas que no hay nada malo en ser tú.
Que los problemas con tu cuerpo, no lo son. Ni con tu forma de ser.
No hay nada de qué avergonzarse. Que cada persona te vea como le dé la gana. Son ellos los únicos que deberían perder el tiempo, no tú. No permitas que te roben ni un solo segundo de tu vida en cargarte la espalda con miedos y disgustos que no son tuyos.
No te lo mereces. Y, te lo aseguro, llegará un día en que entre en tu vida alguien que no verá nada de todo eso que no te gusta. Que amará cada “defecto” porque te diferencia del resto del mundo.
Y entonces, entenderás.
Y quizá te ames tú todo lo que te ame esa persona, aunque ya debieras hacerlo antes.
Y ojalá, si un día falta, nunca decaiga tu amor por ti de nuevo.
Eres increíble, no lo olvides. No hay nada malo en ser tú.
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