Quiéreme cuando ni yo mismo sepa cómo. Cuando los miedos estén ganando la batalla y las dudas me aprieten el alma. Abrázame hasta que olvide que están ahí. Y entonces, no me sueltes. No me dejes caer porque tengo miedo de no poder levantarme.
Quiéreme entonces, en mis peores momentos, pues te prometo que en los buenos haré que todo haya merecido la pena. Sé que no debería pedirlo, pero tengo miedo de perderte igual que a otras personas que se fueron en el pasado. Todo son promesas de infinito hasta que llegan los malos tiempos. Entonces, las palabras se las lleva el viento y lo hechos demuestran que ni el amor era tan fuerte, ni ellas tan sinceras.
Quiéreme como yo te quiero
Quiéreme de más allí donde otras personas no supieron, donde la suma tornó en resta y supuso el final del amor. Ya he sufrido demasiado por quienes no querían darlo todo, o quizá simplemente no sabían. A veces, a la hora de la verdad, hay quien no es capaz de sacar de dentro el 100% y prefieren guardar parte de sus reservas para sí. Es entonces cuando te das cuenta de que aquella frase de “en el amor, siempre hay uno que ama más”, cobra sentido. Eras tú, como siempre. Y una vez más te duelen tan dentro que te cuesta hasta respirar. Quiéreme bien, no pido tanto. Quiéreme como todos merecemos ser queridos. Sin reservas, sin condiciones. Quiéreme como yo te quiero. O si no, no me quieras. No quiero perder el tiempo. No quiero más amores a medias.
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