“No es más que un perro”, o eso dicen los que “no son más que un humano”, los que no entienden que detrás de ese animalito hay el mejor y más fiel de los amigos, el único que en verdad daría hasta su propia vida por ti.
Con él, con ese “simple” perro, es con el que he pasado alguno de los momentos más felices de mi vida, con el que he compartido lágrimas y alegrías. Eso es un perro, amigos, amor en estado tan puro que con solo acariciarlo te alegra los días más grises.
Muchos estaréis leyendo esto y pensando “que cantidad de tonterías”.
Sí, bueno, me apiado de vosotros y lamento que seáis incapaces de entender lo que estoy diciendo. Significará que no hay perro alguno en vuestra vida, que lo único que sabéis de ellos es lo que veis en la calle o las películas y, lo peor de todo, que no alcanzáis siquiera a comprender la magnitud de la palabra “amistad”.
Si no habéis vivido en carne propia la alegría de ese peludo de cuatro patas por el mero hecho de que entréis en casa, difícilmente seréis capaces de comprender todo lo que estoy diciendo.
Yo soy feliz, tengo a mi perro que, por si no había quedado claro, es mucho más que “solo un perro”. Por él me levantaré temprano cada mañana, daré eternos paseos haga el tiempo que haga y seguiré aprendiendo. Pues ese del que dices que “no es más que un perro” me enseña cada día a vivir el presente de la forma en que él lo hace, disfrutando del momento sin pensar demasiado en pasados lejanos o futuros imprecisos.
Así que a ti, que dices que “no es más que un perro”, te pido que no me vuelvas a decir eso o en verdad me tendré que plantear seriamente que tal vez tú “no seas más que un humano”.
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