Cuando recién se inicia una relación, todo es mágico y nuevo, los días se van en descubrir los detalles que constituyen a nuestra pareja, cada fragmento de su personalidad, y todo lo que hacen lo hacen juntos por primera vez. Se camina a través de un aura de nuevos comienzos, con expectativas e ilusiones para su futuro uno al lado del otro. Esta emoción del día a día es como una especie de droga que nos aporta un shot extra de felicidad y nos hace ver en nuestra nueva pareja todo un mundo de —buenas— posibilidades.
Sin embargo, con forme va pasando el tiempo y avanza la relación, como podrás imaginarte, lo nuevo ya no lo es tanto, y cada vez encontramos menos sorpresas en la convivencia diaria. De alguna u otra manera, se va estableciendo una rutina en la que ambos miembros de la relación participan y los aspectos que antes eran nuevos y sorprendentes ahora forman parte de la cotidianidad.
Dicho esto, es normal que se caiga en una especie de temor a que la relación entre en crisis debido a que ya nada se siente “especial” o diferente; también es normal temerle al aburrimiento y a caer en una especie de círculo vicioso en el que la vida se vive sin novedades. Cuando buscamos una pareja lo que esperamos es que esta contribuya a que nuestra vida sea un poco mejor y más feliz, pero cuando pasa el tiempo en una relación y todo se vuelve rutinario, se teme a que en realidad la vuelva más gris.
A pesar de lo anterior, una cosa debe de quedar muy clara en momentos como estos: no puede esperarse que todo siempre sea nuevo, esporádico, es lo que viene con conocer a una persona y depositar nuestra confianza el ella y darle una base para que haga lo mismo, es saber que siempre se estará el uno por el otro. Y por esto mismo, la cotidianidad en pareja no simboliza absolutamente nada malo, por el contrario, y aquí te van algunos puntos más de por qué es algo bueno a lo cual abrazar:
Aspectos positivos de la cotidianidad en pareja
1. No significa que la chispa haya muerto, mientras el amor sea mutuo, esta no desaparecerá, porque siempre representará una descarga de felicidad saber de tu pareja, convivir, compartir momentos, hablar sobre el chisme de la oficina y, por qué no decirlo, seguir teniendo encuentros sexuales.
2. Conoces lo suficiente a una persona como para saber qué esperar y las sorpresas negativas difícilmente se harán presentes, sabes que puedes confiar en él y ella y en este sentido es poco probable que te llegue a decepcionar.
3. Encuentras un refugio y un hogar en la otra persona, sin importar que otra cosa pueda llegar a pasar, si en algún punto se presenta alguna carencia de cualquier tipo, tienes a alguien que te respalda y está parado junto a ti apoyándote en cada paso que des.
4. Es un motivo más para que te retes a ti mismo para ser mejor para esa persona, para darle un poco más de lo que siempre le has dado. Se quiere decir, en una época de la relación donde ya nada pareciera constituir una sorpresa, ¿qué puedes hacer para darle emoción tanto a tu pareja como a su día a día juntos?
5. Puedes establecer las cosas que tienes que hacer y destinar el tiempo que necesitas para eso sin interrupciones. Por ejemplo, cuando se está en una nueva relación, debido a este fervor de verse en una cita, es probable que tengas que dejar ciertas actividades, como faltar a tu clase de cocina para ir a ver una película, lo cual no está mal; pero cuando se entra en una relación larga, siempre hay espacio para esas otras cosas que te gustan y son importantes para ti, sin que tu pareja deje de ser importante también y no hagan planes juntos para salir.
6. Extra: sabes que puedes ser tú mismo de pies a cabeza y esa persona ya te conoce de esa forma y ha elegido quedarse contigo, no hay presiones por dar una buena impresión ni el miedo de si te aceptará o no, porque eso ya quedó claro desde tiempo atrás.
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