El mundo está lleno de citas. Están las citas que sacas para hacer un trámite, la cita con el doctor, la cita para tratar un tema de negocios, las citas a un texto, las citas románticas y, más concretamente, las citas dobles.
Las citas dobles pueden darse entre dos personas que a penas están empezando a conocerse y entre parejas ya sólidas. Es un mismo tipo de cita que puede darse de maneras totalmente diferentes dependiendo de las circunstancias. Es decir, una cita doble para dos personas que recién se conocen significa y conlleva cosas distintas que para una pareja que ya lleva junta un tiempo considerable.
Cita doble como la primera cita
Hay dos opciones cuando hablamos de una cita doble como la primera cita. La primera opción puede ser que tanto tú como un amigo sean solteros y ambos vayan a experimentar por primera vez el encuentro con sus parejas por esa noche o día. Hablamos que en este caso, es una cosa nueva para todos los involucrados, puede ser que una de las parejas sí haga click y vayan por una segunda cita, mientras que la otra… no.
Una de las cosas más bizarras que podría pasar durante una cita doble de este tipo es que alguno congenie mejor con la cita del otro. Por ejemplo, que tú tengas más temas en común y te sientas más cómodo con la pareja que originalmente iba a conocer a tu amigo o amiga. Definitivamente es un momento difícil, ya que no quisieras hacer pasar un mal rato a la persona que iba a conocerte a ti, tampoco dejar a tu amix sin cita.
La segunda opción de una cita doble como la primera cita es cuando una pareja ya sólida funge como intermediaria entre dos amigos solteros que crean que pueden funcionar bien juntos para que se conozcan. Obviamente, la pareja potencial no se conoce entre sí, y será cuestión de ver qué tan bien pueden llevarse y si el match fue adecuado como para dar pie a un segundo encuentro.
Aunque uno no lo quiera realmente, durante este tipo de cita doble, puede haber cierta presión de más para que las cosas funcionen o salgan bien. Esto se da porque siempre existe la posibilidad de querer quedar bien con tus amigos que te emparejaron o porque no te gustaría que se generara algún conflicto con una persona que ellos también conocen y que incluyen dentro de su círculo de amigos. Siempre puede ser peligroso que las cosas terminen mal de alguna u otra manera.
Pero, en general, la cita doble como la primera cita es una excelente estrategia para aminorar la cargar intrínseca que siempre se incluye en las primeras citas, donde el nerviosismo y cierto miedo por cometer algún error garrafal se hacen presentes y nos pueden jugar una mala pasada. Solo que hay que tener en cuenta que también existen otros factores que pueden voltear las situación, porque, sin afán de ser pesimistas ni mucho menos, nada es perfecto y siempre hay algo que puede salir mal.
Cita doble entre amigos en pareja
A diferencia de la categoría anterior, esta puede ser mucho menos complicada y más relajada, porque no existe tanta presión como en el conocer a una persona con el potencial de convertirse en tu pareja. Sin embargo, así como en la cita doble como primera cita, también existen dos tipos que pueden determinar el “grado de dificultad” en esos encuentros.
El primero puede darse cuando se quiere que tu pareja conozca a tu amigo o amiga más cercano, por lo que se planea una cita doble junto con la pareja de ese amix que se quiere presentar. De los dos tipos de cita doble que hay en esta categoría, este sería el más complicado, ya que está en juego que dos de las personas más importantes para ti —tu pareja y tu amigo— logren interactuar y llevarse bien.
Cuando esto no sucede de la forma ideal —que tu pareja y amigo sean capaces de agradarse entre sí—, puede volverse en algo muy incómodo para la persona que está en medio, ya que ¿a quién le gustaría que las dos personas con las que más simpatizan no congenien ni siquiera un poquito? Así que es normal que se tengan muchas expectativas y una pizca de nerviosismo.
El segundo tipo de cita doble entre amigos en pareja es mucho más fácil de sobrellevar. Este es cuando ambas parejas ya se conocen, se agradan y organizan tiempo para salir juntas, convivir y divertirse. En estos casos hay mucho menos en juego y el nerviosismo de las primeras veces es prácticamente inexistente. Ahora sí, estas salidas ameritan muchísima más diversión y menos preocupaciones.
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