Me muero por darte un beso. Sueño con ello desde hace tanto tiempo que incluso mis labios han aprendido a pronunciar tu nombre entre suspiros, dejando al aire salir lento y esperando que llegue hasta tus oídos. Quizás, a base de suspiros llegue un día en que te preguntes quién es ese que te llama.
Puede que entonces reconozcas en estos labios el beso que te espera desde hace tanto. En realidad, no necesito más, solo un beso. Sé que después serás tú quien me busque a mí, porque con un solo beso seré capaz de decirte tantas cosas que las palabras sobren.
Hace tanto que pienso en morder tu labio que a veces creo ver mis dientes marcados en él. Sé que es imposible, al menos de momento… Y es que, de las ganas que te tengo temo que llegue un día en que pierda el poco autocontrol que me pueda quedar y me lance sin más.
Puede que me olvide de tanto suspiro y de tanto perder el tiempo. Puede que te tome del brazo, te obligue a mirarme y entonces te bese antes de que te de tiempo siquiera a pensar en lo que está ocurriendo. Sí, eso es, mejor no pienses. Para qué. Dejemos de una vez de darle tantas vueltas a todo y empecemos a sentir más, a besar más, seguro que así nos iría mucho mejor.
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