Cuando todo esto pase, volveremos a reír más fuerte que nunca, a amar lo que no hemos amado, a disfrutar de las pequeñas cosas. Los límites serán difusos, pues lo que antes parecía el fin del mundo será entonces un problema efímero.
Y no solo eso, este tiempo servirá de filtro: quien te quiere, estará a tu lado incluso sin poder abrazarte y quien no, ni siquiera dejará un mensaje. Es así de simple. El amor, la amistad, incluso la familia, se demuestra en los tiempos más oscuros, pues hay que ser muy valientes para tender una mano en la oscuridad de la vida. Ahora lo verás. Ahora entenderás quién nunca se mereció tu esfuerzo, tu amor, tu cariño. Ahora, con tanta sombra, será cuando el corazón se quite la venda al fin y vea quién sí, quién no y quién nunca más.
Y no nos detendremos ahí. Cambiaremos nuestra forma de ver lo que nos rodea. No porque ahora seamos más felices, sino que seremos mucho más libres de lo que nunca imaginamos. Y es que antes, no apreciábamos esa libertad.
Cuando todo esto pase, pienso hacer todo lo que un día quise hacer y siempre “me faltó el tiempo”. No te mientas, te faltaba el coraje de lanzarte a comerte el mundo. Se acabaron las excusas para no perseguir tus sueños. La vida se ha desvelado como efímera, la muerte es una constante que nos persigue y no pienso ceder ante ella antes de tiempo. Por eso, correré. No más pausas en el camino, no más “mañana lo haré”.
Piénsalo: te sientes encerrado por estar unas semanas entre las mismas paredes pero nunca te diste cuenta de que ya estabas encerrado en tu rutina, en la comodidad del día a día en que nunca te arriesgabas a nada. Si de algo ha de servir toda esta tragedia, que sea para despertar.
Abre los ojos al mundo que te rodea, ese que ahora anhelas desde una ventana y nunca te paraste en sus calles el tiempo suficiente para apreciar todo lo que te ofrece. Vivimos demasiado deprisa. La gente pasa de largo por nuestra vida y son muy pocas las personas que se quedan para siempre.
Aprende a diferenciar entre un beso robado y un amor que te encienda hasta el alma. Deja de tropezar siempre con la misma piedra, sáltala de una vez por todas y pasa al capítulo siguiente.
Cuando todo esto pase, espero, nada volverá a ser como antes. Ni para mí ni para nadie. Aprendamos de nuestros errores, disfrutemos de lo que tenemos y cuidemos a quien nos cuide.
Autor: Alejandro Ordóñez
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