Cómo ayudar a las personas a tu alrededor que se sienten rotas, sin romperte tú en el intento

La empatía es uno de los rasgos que más nos conecta con los demás como seres humanos. Esta nos permite identificarnos con alguien más y compartir sus sentimientos, ponernos en sus zapatos para vivir sus logros como si fueran nuestros, pero también sus tristezas. Gracias a la empatía somos capaces de fortalecer nuestro vínculo con nuestros seres queridos al mostrarles comprensión y apoyo en lo que necesiten.

Ya sean nuestro familiares, amigos o pareja, estas personas tan significativas para nosotros pueden llegar a atravesar momentos difíciles en los que requieran de nuestra total cooperación. Y no es que uno mismo esté obligado a ayudarle, pero es precisamente la empatía y el cariño que sentimos por esas personas, lo que nos impulsa a estar ahí para ellos.

En definitiva, brindar esta ayuda está bien, pero pueden llegar a presentarse dos momentos a la hora de querer apoyar a nuestros seres queridos que nos terminan provocando frustración y rompiéndonos:

  1. No saber cómo ayudar a nuestro ser querido de la mejor manera y que realmente le sea beneficioso.

  2. Involucrarnos tanto en el asunto que lo sentimos como si en realidad fuera nuestro problema y no el de nuestro ser querido.

Para evitar esto, podemos utilizar algunas herramientas que nos permitan estar ahí para los demás y demostrarles empatía sin morir en el intento.

La mejor forma de ayudar a los demás

1. Da siempre todo lo que esté en tus manos, pero no intentes dar lo que no tienes en ellas. Está bien que quieras dar todo lo que tienes por alguien, pero no intentes tomar recursos de donde no los hay, quiero decir, reconoce cuando hiciste todo lo que podías y acepta que ya no puedes ir más allá, eso no quiere decir que hayas hecho algo mal.

2. Ofrece algunas ideas. Nunca intentes resolver el problema por tu propia cuenta o tomar acción sin siquiera consultar a la persona realmente afectada, en algunos casos puedes mal acostumbrarle para que espere que los demás siempre le resuelvan todo, en otros casos puedes hacer que se moleste por involucrarte demasiado en algo que no te corresponde. En estos casos es mejor que le ayudes con lluvia de ideas y dejes que tome la mejor decisión.

3. Sé un distractor. Seamos honestos, muy probablemente tú no tengas la verdadera solución para el problema de tu ser querido, y muchas de las veces lo que verdaderamente necesita es algo o a alguien que le haga olvidar el asunto por un ratito, no quien se lo esté recuerde y recuerde.

Cómo no volver tuyos los problemas de alguien más

1. Dedícale solo el tiempo justo. Si es necesario establecer un horario determinado para sólo pensar en el problema de tu ser querido y una vez que se cumpla el tiempo ya no traerlo a tu mente, hazlo. La idea es que no le dediques tanto de tus pensamientos, sino que logres enfocarte en tus cosas, porque ya tienes tus propios problemas y no necesitas cargar con los demás. Cuando te caches preocupándote por el asunto de tu amigo, busca una distracción, ve por un helado, ve una película, juega un juego en línea, lo que prefieras.

2. Reconoce tu posición en el asunto. Por más que quieras ayudar, tú no fuiste quien generó el problema, y en muchas ocasiones algunos asuntos sólo pueden encontrar una verdadera solución a través de la persona que los causó. Así que ojo, tampoco te corresponde enfrentar a esa persona que le está haciendo daño a tu ser querido, solo sostenerle la mano a tu amigo, familiar o pareja si decide hacerlo por sí mismo.

3. Aprende a poner límites. Habrá ocasiones en las que puedas dar tu 100%, pero solo estés dispuesto a dar tu 80% o menos, y eso para nada es reprochable. Jamás permitas que alguien te haga sentir culpable por tus intentos por ayudarle.


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