Cuando somos demasiado duros con nosotros mismos, solemos cuestionarnos hasta el cómo nos sentimos. ¿Cuántas veces en tu vida has creído que lo que sientes es tonto o que incluso no mereces sentirte de esa manera? Ya sea que pienses que no mereces sentirte triste porque hay personas que seguro están pasando por algo peor; o ya sea que pienses que no mereces sentirte feliz porque en realidad no has hecho nada para ganarte esa felicidad.
En definitivo, son circunstancias que poco nos permiten sentirnos cómodos con nosotros mismo y pueden llegar a un ponto en el que interfieran con nuestra propia autoestima. Por ello, es importante aprender a validarnos y a validar nuestros sentimientos, reconocer que somos humanos y que la forma en la que nos sentimos en realidad no está mal o bien.
Validar nuestros sentimientos es ser un adulto sano
Conforme vamos creciendo, diversas circunstancias que se nos van presentando a lo largo del proceso nos marcan, y como consecuencia llegamos a la vida adulta con algunas carencias, que son precisamente las que nos hacen creer que lo que sentimos es tonto, está mal o no lo merecemos.
Sin embargo, la capacidad de ser un adulto sano está en nosotros, no es un objetivo imposible de alcanzar. Solo necesitamos saber cómo se comporta ese adulto sano para trabajar sobre ello y así adquirir adherir más de sus características a nosotros. Ojo, esto no quiere decir que seamos un adulto insano o enfermo, o que algo está completamente mal con nosotros, son solo aspectos en los que podemos trabajar para mejorar.
Podemos pensar en el adulto sano como un álter ego nuestro, algo así como nuestra consciencia, una voz en nuestra cabeza que nos aconseja, guía y ayuda a decidir. Por eso mismo, todos tenemos a este adulto sano en nuestro interior, solo tenemos que aprender a escucharlo.
Este personaje cuenta con 3 características fundamentales, que son a las que tenemos que apegarnos. El adulto sano es:
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Realista.
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Empático.
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Motivador.
Estrategias para validarte desde la perspectiva de un adulto sano
Existe un proceso para validar tus emociones desde la perspectiva de tu adulto sano interior, que puedes llevar a cabo cada que experimentes alguna emoción, principalmente las más fuertes, pero no exclusivamente.
Te recomendamos hacer uso de lápiz y papel cuando utilices esta herramienta. Sí, esto quiere decir que escribas a mano mientras vas realizando los pasos de este ejercicio. Si no te agrada tanto la idea, solo piensa que escribir a mano es un mecanismo que te ayudará a interiorizar para cumplir tu objetivo de una manera más satisfactoria, que es escuchar a tu adulto sano y aprender a validar tus emociones.
Este proceso solo cuenta con tres pasos:
1. Identificar: Lo primero es que identifiques tu emoción, que sepas en qué consiste; ya sea felicidad, tristeza, euforia, etc. No importa si piensas que está mal sentirse de esa manera, en este punto no debemos de meter ningún tipo de juicios, solo describir la emoción tal y como es.
2. Aceptar: Puede que este sea el paso más difícil, porque aquí se trata de abrazar la emoción, aunque se sienta incorrecto. Puede servirte ver a la emoción como un invitado incómodo que, aunque no te gusta que esté en tu casa, no puedes correr y tienes que mostrarle cortesía.
Para llevar a cabo este paso puedes escribir pequeñas cosas que ayuden a justificar tu emoción o darte la razón. Por ejemplo, supongamos que tuviste que tomar una decisión difícil en tu trabajo y dejar ir a una de las personas que colaboran contigo, lo cual te generó mucha tristeza, pero te recriminas porque al final de cuentas tú fuiste quien le despidió; en este caso podrías escribir algo como: “aunque fui yo quien le generó ese conflicto al despedirle, tampoco soy de piedra y soy una persona empática, si hubiera tenido otra opción, la hubiera tomado”.
3. Negociar: Una vez que pasaste por el aceptar tu emoción, es probable que sigas sintiendo que no deberías sentirte de esa manera, por la razón que sea, así que aquí es donde entra la negociación: qué puedes hacer para ya no generar ese sentimiento en el futuro si se te vuelve a presentar una situación similar. Siguiendo con el ejemplo del paso anterior, puedas escribirte a ti mismo que es necesario que asumas las responsabilidades de tu cargo y dejar ir a miembros del equipo es parte de, por lo que la próxima vez probarás una técnica nueva para tener mayor tacto con los demás.
No te olvides que todos estos pasos deben seguirse desde las tres características fundamentales del adulto sano, por lo que tienes que preguntarte constantemente: ¿es esto algo que mi adulto sano de verdad diría?
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