Tag: adios

  • Gracias a ti

    Apenas he cambiado desde que te marchaste, sigo siendo el mismo que fui y que probablemente seré siempre. Para qué molestarme en ocultar que estoy bien o que estoy mal si tú fuiste, sí, pero ya no eres ni serás. Al menos no para mí, porque gasté toda la fuerza que tenía en levantar el…

  • Déjame que diga

    Déjame que diga

    Se acabó. En serio. Ya no puedo más, ya no aguanto más. Me niego a llorar de nuevo por ti, me niego a que otra lágrima se malgaste en tu nombre. Pero antes… Déjame que diga que los inviernos a tu lado eran mejores. Mis abrazos tenían sentido y mi piel en tu piel era…

  • Mi instante en el tiempo

    Mi instante en el tiempo

    Hay cosas que pasan una vez en la vida, destellos de felicidad que asoman la cabeza y se van igual que llegaron, sin saludos de cortesía ni besos en la mejilla. Simplemente entran y salen del río finito que es tu tiempo. Si tienes suerte y estás atento serás capaz de verlos en el momento…

  • Desintoxicándome de ti

    Y así, se me rompió la vida. Se me partió en mil pedazos antes incluso de llegar al suelo. Fue tal la hostia que me diste, que me quedé sin aire al verte marchar, boqueando palabras inconexas, tratando de juntarlas en un “no te vayas”. Pero te fuiste. Tardé en verlo claro, tardé en darme…

  • Una vida, un instante

    La abuela miraba a su nieto, de pie al borde de la cama, y se hacía la dormida. Observándolo pensó en lo rápido del paso del tiempo, la finita cuenta atrás que empieza cuando nacemos y que no se detiene jamás. Allí, sobre aquella cama, su cabeza vuela a momentos del pasado, recuerdos fugaces que…

  • Todo acaba

    Que se paren los trenes del tiempo, que descarrilen si hace falta, yo me bajo aquí, ésta es mi parada. Se acabó el esperar un cambio, se terminaron las falsas esperanzas. No lo intentes más, ya no hace falta. Se agotaron mi paciencia y mis ganas. Tantas cosas dijimos, casi tantas como callamos. Y no…

  • Adiós

    Me di cuenta mucho antes que tú misma de que ya te había perdido. Pequeños gestos, miradas o frases más cortas de lo acostumbrado fueron los síntomas de un fin próximo, alargado solo por la espera de un adiós definitivo que ninguno de los dos sabía cómo llegar a dar. Pero llegó, tarde o temprano…